El entorno personológico del comportamiento y su influencia en el rendimiento deportivo en el competidor de taekwondo
Juana Elena Fernández Soto, Carlos Andrés Pedroso Martínez ↗️ (ORCID), Benjamin Blass Thorfe Blanco ↗️ (ORCID) Get rights and content. Under a Creative Commons license. Open access
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Abstract
Currently, the work of the sports psychologist is in growing demand, nationally and internationally, due to the implications of the psychological preparation of the athlete in achieving superior performance. The investigations that have been carried out with the male and female high-performance Taekwondo youth team, with a population made up of 18 athletes, allowed studying and characterizing the complex psychological training of sports self-assessment, based on the analysis-synthesis methods, the Holmes, the completion of phrases variant composition and interviews, therefore, the intention of this article is aimed at offering psychologists and coaches a material that allows them to project their pedagogical and psychological work to the development of sports self-assessment and influence the formation of the personality of the athlete with the mental strength to face the challenges of training and the different competitions, self-confident.
Keywords: Sports self-assessment, sports performance, taekwondo competitor.
Resumen
En la actualidad el trabajo del psicólogo del deporte tiene una creciente demanda, a nivel nacional e internacional, a causa de las implicaciones que cobra la preparación psicológica del deportista en el logro de rendimientos superiores. Las investigaciones que se han venido realizando con el equipo juvenil masculino y femenino de Taekwondo de alto rendimiento, con una población conformada por 18 atletas permitió estudiar y caracterizar la formación psicológica compleja autovaloración deportiva, a partir de los métodos análisis - síntesis, el test de Holmes, el completamiento de frases variante composición y la entrevistas, por tanto, la intención de este artículo, está dirigida a ofrecer a psicólogos y entrenadores un material que les permita proyectar su trabajo pedagógico y psicológico al desarrollo de la autovaloración deportiva e incidir en la formación de la personalidad del deportista con la fortaleza mental para enfrentar los retos del entrenamiento y las diferentes competiciones, seguros de sí mismos.
Palabras claves: Autovaloración deportiva, rendimiento deportivo, competidor de taekwondo.
Introducción
Personalidad, Autovaloración y Rendimiento Deportivo. Concepciones de la psicología marxista que abordan la autovaloración en sus estudios. En los trabajos de Bozhovich, L. I., aparecen elementos interesantes que tienen que ver con el tema, relacionados con la personalidad de niños y adolescente, los que valora a partir de los postulados de Vigotsky, con la influencia de Lewin, K. y. Allport, G. W.
Para Bozhovich, L. I. la autoconciencia y la autovaloración son esenciales en la formación y desarrollo de la personalidad, así como en la regulación del comportamiento. Tanto la autoconciencia como la autovaloración reciben la influencia de la valoración social, aunque cuando alcanza determinado nivel de desarrollo se hacen independientes, propias y con mayor valor afectivo, de modo que el sujeto actúa en correspondencia con su autovaloración, al propio tiempo que interviene de manera más intensa en la formación de la personalidad, en la regulación del comportamiento. En esta dirección en Cuba escribe. Arias, H (1998) "la autoconciencia y la autovaloración y también como consecuencia de la autorregulación alcanzando determinado nivel de desarrollo se forma una autovaloración propia independiente. Cuando esto ocurre resulta más importante y de mayor valor afectivo para el sujeto actuar acorde con su autovaloración."
La autovaloración estable determina el nivel de aspiración del sujeto y cómo puede en cada actividad que realiza alcanzar parte de la meta planteada. Bozhovich, L. I. (1977) concede relevante importancia a la autovaloración al expresar: “La autovaloración ocupa un lugar especial entre los estímulos humanos”. Como unidad cognitivo-afectivo que impulsa el desarrollo de la personalidad sobre la base de su autoconocimiento.
Otros autores como Petrovsky, A.V. (1988), I. S Kon (1990) conceden gran importancia a la autoconciencia y la autovaloración. Ellos consideraron relevante el papel del autoanálisis, que según el grado de profundidad refleja el nivel de desarrollo alcanzado por la personalidad y a su vez la autoexigencia que de él se deriva, condición necesaria para el logro de las metas.
El autoanálisis constituye un elemento esencial de la autovaloración, en la valoración detallada de las posibilidades con que contamos y las fallas que en este sentido se presentan con los recursos que necesitamos y la necesidad de autoperfeccionamiento. Petrovsky, A.V. (1988) considera. "La autorreflexión juvenil es por una parte la toma de conciencia de su propio yo… ¿cómo soy?, ¿cuáles son mis capacidades?... y por otra parte, la toma de conciencia de su posición en el mundo… la misma necesidad de autoanálisis es un indicio indispensable de la personalidad desarrollada… es imposible dejar de ver que la profundidad de este autoanálisis refleja la complejidad de la personalidad y las más elevadas exigencias a sí mismo que constituyen una de las condiciones de logros futuros". Se refieren también a la autoestimación, como reflejo generalizado de la autovaloración que determina la aceptación o no hacia sí mismo. En esta dirección Petrovsky, A.V. (1988) refiere, ¨ un rasgo de la personalidad particularmente importante el respeto a sí mismo, esto es la autoevaluación generalizada, el grado en que uno se toma o no se toma a sí mismo como personalidad. La autoestimación en la personalidad puede ser alta, sobrevalorada o disminuida. Cuando es alta favorece el desarrollo de la personalidad, infunde confianza en las propias fuerzas y lleva a la proposición de objetivos, pero cuando es sobrevalorada incide negativamente en el desarrollo de la personalidad e impide el autoperfeccionamiento, conduciendo a un locus de control externo y a culpar a elementos ajenos de sus fracasos y conflictos.
Por otra parte, la autoestimación disminuida propicia la falta de confianza y un nivel de pretensiones muy bajo, aspecto que limita el desarrollo de la personalidad. Petrovsky, A. V. (1988) expresa, " el débil respeto hacia sí mismo hace que el nivel de pretensiones de la personalidad sea muy bajo, incita a apartarse de toda actividad en que haya competición. Tales personas se rehúsan al logro de objetivos planteados, ya que no cree en sus propias fuerzas, y esta a su vez refuerza su autoevaluación rebajada."
Así refiere Petrovsky, A.V. (1986), refiere, "una evaluación demasiado alta o demasiado baja puede convertirse en fuente de conflictos para la persona, esta conflictividad puede expresarse de diferentes maneras, una autoevaluación exageradamente alta conduce a que la persona se incline a sobrevalorarse en situaciones en las cuales no hay razón para ello. Como resultado de esto con frecuencia choca con el escepticismo del grupo de referencia con relación a sus pretensiones, entonces se irrita manifiesta desconfianza o altivez… y encerrarse en sí mismo."
Kon, I. S (1990), al referirse a la autovaloración, enfatiza en que esta tiene dos medios de realización, uno derivado por la confrontación de la opinión social y otro comparando el nivel de pretensiones con los resultados obtenidos. Tanto la confrontación social como la contrastación del nivel de pretensiones con los resultados obtenidos, constituyen aspectos que se integran y encuentran espacio en la formación de la autovaloración. En este sentido refiere. Petrovsky, A.V. (1988). "Hay dos modos de autoevaluación – del joven –uno consiste en medir el nivel de las propias pretensiones con el resultado alcanzado (si no he retrocedido ante una situación difícil quiere decir que soy capaz). La segunda vía de autoevaluación es la comparación social, la confrontación de las opiniones de los circundantes sobre sí mismo."
Para este autor el sujeto posee imágenes complejas y difusas de su propio yo, plantea el yo real tal y como el sujeto se ve en el momento presente, el yo dinámico, que es como el sujeto trata de ser, y el yo ideal, como el sujeto cree que debe ser.
En sus elaboraciones Chesnakova, I. (1997) considera que la autovaloración constituye una forma especial de autoconciencia integrada por el autoconocimiento y la actitud emocional valorativa hacia sí misma en forma generalizada. El autoconocimiento como proceso complejo y multifacético de formación de imagen propia, incluye diversas vivencias y la actitud emocional valorativa hacia sí mismo, como producto de la generalización de las vivencias que se experimentan en la actividad y los resultados del conocimiento de sí mismo. En esta dirección escribe la autora (1974)" la autoconciencia es la unidad indivisible del conocimiento y de la vivencia, más exactamente, es la unidad de la conciencia y de la vivencia, relacionada con el análisis de la conducta propia, de su actividad hecho por la personalidad."
En este sentido Arias, H. (1998) expresó que en la autovaloración se incluyen los valores morales, las posibilidades y relaciones. Cada uno de ellos puede tener distintos niveles de adecuación y madurez con diferentes tipos de relación entre sí, lo que puede llevar al sujeto a prestar mayor atención a sí mismo y a su mundo interno, a fin de comprender mejor su valor y lugar en la vida.
En esta dirección escribe Chesnakova, I. (1977): “la forma superior de autorregulación sobre la base de la autovaloración consiste en la peculiar actitud creativa hacia la propia personalidad, en la aspiración de cambiarse, de mejorarse a sí mismo y en la realización de esta aspiración”. La autovaloración constituye un eje central en todo el proceso de autorregulación de la personalidad, y su estructura motivacional orienta y propicia la elección y dirección de los medios de su realización y la interpretación que hace el sujeto del efecto de su conducta. La autovaloración se desarrolla, profundiza y corrige sistemáticamente. En este sentido –escribe Chesnakova, I. (1977)- "el resultado del proceso de autorregulación se relaciona de forma directa con la calidad de la autovaloración y con su adecuación. Solamente un alto nivel de desarrollo de estas características de la autovaloración en una determinada combinación condiciona también el correspondiente nivel de autorregulación."
En los elementos teóricos que aborda Chesnakova, I. se destaca el rol de la autoconciencia en la autovaloración, se destaca el papel regulador y autorregulador del comportamiento de esta, sobre la base de la calidad que la misma alcanza a partir de su desarrollo, manifiesta en la combinación integral de los elementos que a su juicio lo caracterizan y que ya referimos con anterioridad.
Elaboraciones de González Rey, F: Los elementos teóricos que este autor aporta al estudio de la personalidad en esta área, parten de los estudios realizados por Bozhovich, L.I. quien no define la categoría que estudia y que González, F. denominó formaciones motivacionales complejas. En este sentido González, F. (1989) expresó "que estas no pueden reducirse a una de las esferas de expresión de la personalidad, y consideró que deben manifestarse en sus distintas esferas de expresión. Esto da lugar a complejos sistemas de regulación que conforman precisamente la personalidad."
Otro aspecto de relevante importancia se aprecia en las características generales de las formaciones motivacionales complejas que elaboraron los autores. Teniendo las siguientes características:
- Son conscientes.
- Son expresiones activas de la elaboración intelectual del sujeto.
Son de naturaleza cognitivo-afectiva. Aunque su forma esencial de existencia son conceptualizaciones, reflexiones y valoraciones de la esfera cognitiva, estas expresan los contenidos de los motivos que están en su base, por lo cual son portadores de una elevada carga emocional, que evidencia su potencial motivacional, sobre el comportamiento.
Sus contenidos son relativamente estables. Están orientadas, ante todo, a la regulación del comportamiento teniendo su expresión en esta dirección en objetivos, valoraciones y otras formas activas que dan dirección y efectividad a las tendencias orientadoras de la personalidad.
El criterio que se asume al considerar el conocimiento de sí mismo por el sujeto y el dominio de cuáles son sus cualidades y capacidades, lo conducen a una determinada dirección a partir de los siguientes cuestionamientos.
¿En qué condiciones estamos? ¿Qué posibilidades tenemos? ¿Qué nos falta? ¿Cuáles son nuestras perspectivas?
Diferentes autores han estudiado la autovaloración como formación psicológica de la personalidad de los atletas. En esta dirección se destacan los trabajos realizados por N. C. Ozolin (1970), Arosiev, D. A. (1971), Judadov, N. (1978), García, Ucha, F. (1979), A. Fernández, F. García, Ucha, F. (1980), Richards, R.L. y García, Ucha, F (1981), Posada, P. y García, Ucha, F. (1981). Gutiérrez, P. (1984), García, Ucha, F. (1985), García, F. Domínguez, M y Pres, Rosendo. (1987), Rodríguez, E.L. y Domínguez, Martha (1988).G. García. Matilde (1990). V, Casal Hiran (1996); González Carballido L. G. (2001), (2002), (2003), (2005). Haciéndose notar por los estudios e Investigaciones realizadas por psicólogos cubanos.
García, Ucha, F. (1979). Estudió la autovaloración a partir de la comparación de un grupo de atletas de alto rendimiento, que se dedican a la práctica del Atletismo, unos con éxitos y otros no, arribando a la conclusión de que los atletas con bajos resultados en las competencias subvaloran sus capacidades deportivas, poseen sentimientos de minusvalía y se inhiben antes los factores externos antes de las competencias que pueden constituir un obstáculo para lograr el éxito.
Fernández, A., García, Ucha, F. (1980). Investigaron en un equipo de Polo Acuático de alto rendimiento, la autovaloración del estado general de los mismos y la autoevaluación del pronóstico de los resultados y arribaron a la conclusión de que la autovaloración se relaciona con los años de experiencia del atleta. Este resultado coincide plenamente con las investigaciones de Ozolin, N. sus regímenes de preparación y con el resultado de su formación deportiva. Richards, R. L. Y García, Ucha, F. (1981). Analizaron la autovaloración y el nivel de aspiración de un grupo de jóvenes gimnastas, encontrando como tendencia general de estos atletas, la sobrevaloración de acuerdo con el nivel deportivo que poseen.
Posada, P. y García, Ucha, F. (1981). Indagaron la relación entre el nivel de autovaloración, con los rendimientos deportivos y la calidad de la táctica en tenistas, arribaron a la conclusión de la tendencia a sobrevalorarse en los aspectos de la táctica al comparar su valoración con la valoración de los entrenadores. Otro trabajo en torno al tema que nos ocupa fue la investigación realizada por Rodríguez, E. L., y Domínguez, M. (1988) referida a la autovaloración y su significado para el rendimiento de corredores de distancia media y larga. Demostraron que la autovaloración le permite al atleta correlacionar su nivel de aspiración con sus posibilidades reales de rendimiento cumpliendo un papel importante en la regulación y control del comportamiento deportivo.
Gutiérrez, P. Este autor conforma el cuarto grupo, aborda el papel social de la autovaloración sobre la base de la opinión que el grupo tiene del atleta, con la valoración que este tiene, como indicador de relevante importancia por la influencia que la opinión social del grupo tiene en la formación y desarrollo de la autovaloración. En sentido general estos estudios han permitido profundizar en el conocimiento teórico y práctico acerca de la autovaloración en el desarrollo de la personalidad, y el logro de resultado en la vida deportiva, como nivel autoconsciente que permite valorar las capacidades mentales, físicas y tácticas, así como los resultados de la actividad. En este sentido, según González. Matilde (1990), la autovaloración constituye aquel nivel de autoconciencia en que la persona no solo conciencializa sus necesidades, capacidades y actividad, sino que es capaz además de valorarse, de evaluar sus capacidades mentales, físicas, sus cualidades morales y los resultados de su actividad.
La autovaloración es la base del nivel de aspiraciones, es decir, de aquel nivel de funcionamiento que el individuo se considera capaz de realizar (González, L.G., 2004). Es por ello que está presente en todo acto de comportamiento como elemento orientador.
Algunas elaboraciones de Valdés, Casal, H. (1996). Valdés, Casal, H., considera que la autovaloración de los practicantes de la actividad física, recae sobre todo en los posibles resultados a obtener, que depende a su vez de la historia de éxitos, derrotas y del tipo de orientación hacia la meta del deportista. Hace referencia a que la orientación hacia la superación provoca autovaloraciones más adecuadas que la orientación hacia el resultado, juicio que se considera interesante, si se tiene en cuenta que la superación y auto superación constante, conduce generalmente a metas cada vez más altas. Cuando un atleta se autoevalúa en términos de su desempeño, de su maestría, estará en condiciones de realizar mayores esfuerzos, persistirá y perfeccionará sus habilidades y al final enriquecerá su personalidad y elevará los resultados obtenidos.
Otro autor cubano que ha realizado estudios sobre la autovaloración en atletas de alto rendimiento es González Carballido, L. G. Con respecto a la autovaloración escribe: “Esta capacidad de formar juicios sobre nosotros mismos, que van más allá de la simple conciencia de quienes somos para aportar elementos valorativos que implican actitudes autoreferenciadas, se forma sobre la base de la autoconciencia y de las vivencias acumuladas a lo largo de la vida(González, L.G., ( 2005) Significa esta reflexión el papel que tiene la historia personal en la formación y desarrollo de la autovaloración, es decir la influencia que ejercen las vivencias.- agregaríamos- experiencias y traumas en la formación y desarrollo de la autovaloración.
El autor se detiene en aspectos tales como la posibilidad del sujeto de realizar juicios autovalorativos acertados o desacertados que pueden reflejar o no la realidad, o que pueden hacerlo de manera inapropiada o imprecisa. Ciertamente de esa manera ocurre el comportamiento del hombre concreto y real y estas diversas maneras de reflejar la realidad van conformando, estructurando la personalidad y en particular su autovaloración. González. L. G. (2005) coincide con otros autores en torno al rol de la adecuación o inadecuación de la autovaloración en la autorregulación eficaz del comportamiento y refiere, “cuando la autovaloración es adecuada la capacidad para regular eficazmente el comportamiento es alta. Los rendimientos en ese caso se optimizan, sin embargo, cuando el deportista se sobrevalora o se subvalora, ocurre lo contrario”. Los estudios que el autor realizó con tiradores del equipo nacional, reflejaron que la adecuación de los juicios autovalorativos estuvo asociado al rendimiento deportivo: los mejores tiradores se equivocaron significativamente menos que los “no destacados” en los pronósticos de rendimiento, a partir de la percepción de sus propias capacidades y de sus compromisos. Los niveles de aspiraciones de rendimiento resultaron significativamente estables, realistas y cautelosos. Este aspecto evidencia el papel autorregulador de la autovaloración en el rendimiento deportivo. (González. L. G., 2001).
De los estudios autovalorativos en el deporte se desprende que los juicios están asociados a mejores y más estables rendimientos, mientras los desacertados afectan la autorregulación y la propia ejecución. La conducta del deportista inadecuadamente autovalorado comienza a desajustarse frente a leves e iníciales fracasos durante una competencia. El modo de reflejar y tolerar las frustraciones parciales (González. L. G. 2002) revela la adecuación de la autovaloración y con ella, la capacidad de autocontrol, punto de vista que coincide con otros autores y que asume en este estudio.
González, L. G. (2005) refirió las consecuencias que puede provocar una autovaloración inadecuada en el deportista:
- Descuidar la realización de ejercicios que le permitan elevar los niveles de la cualidad que autovalora.
- Negar o rechazar cualquier criterio técnico dirigido a neutralizar los efectos negativos de su limitación.
- Diseñar un sistema de ejecución técnica apoyándose en una cualidad que realmente se encuentra en déficit.
- Dejar de apoyarse de manera suficiente en otras cualidades que posee más intensamente desarrollada.
- Formular niveles de aspiraciones que no se corresponden con sus posibilidades reales por debajo o por encima de ellos, lo cual genera dificultad en el autocontrol en el plano emocional.
- Perder oportunidad de autoperfecionarse, al encontrar las causas de los fracasos parciales fuera de sí y de dedicarse a defender su “yo” o anticipar el obstáculo en vez de persistir en la necesidad de vencer.
Materiales y métodos
Para el desarrollo de la investigación se seleccionaron y utilizaron los siguientes métodos del nivel teórico.
La autovaloración se diagnosticó de la siguiente manera:
Adecuación de la autovaloración, sobre la base de los más altos índices obtenidos en el test de Adecuación autovalorativa y el análisis cualitativo del completamiento de frases variante composición. A partir de que sus juicios autovalorativos y su nivel de aspiración se correspondiera con su nivel de ejecución.
Inadecuación de la autovaloración por subvaloración, sobre la base de los más bajos índices obtenidos en el test de Adecuación autovalorativa y el análisis cualitativo del completamiento de frases variante composición. A partir de que sus juicios autovalorativos y su nivel de aspiración estuvieran por debajo de su nivel de ejecución.
Inadecuación de la autovaloración, por sobrevaloración sobre la base de altos o bajos índices autovalorativos obtenidos del test de Adecuación autovalorativa y el análisis cualitativo del completamiento de frases variante composición. A partir de que sus juicios valorativos y su nivel de aspiración estuvieran por encima de su nivel de ejecución.
Conclusiones
El presente estudio ha permitido destacar la importancia crucial de la autovaloración en el rendimiento deportivo de los atletas de Taekwondo, así como en el desarrollo integral de su personalidad. La autovaloración, entendida como una formación psicológica compleja que integra autoconocimiento y regulación del comportamiento, se revela como un factor determinante para la adecuada autoevaluación de las capacidades y potencialidades del atleta.
Se ha constatado que una autovaloración adecuada es esencial para el establecimiento de niveles de aspiración realistas y alcanzables, lo cual impacta directamente en el rendimiento deportivo. Los atletas que muestran una autovaloración ajustada tienden a optimizar su rendimiento, mientras que aquellos con autovaloración sobrevalorada o subvalorada presentan dificultades en su desempeño.
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